"¿Tendrán los pueblos cultos contemporáneos la capacidad creadora y la suficiente audacia para utilizar las conquistas del espÃritu humano en bien de la comunidad DifÃcil es decirlo de antemano. En todo caso es indudable que el florecimiento reciente de la ciencia ha creado ya la atmósfera intelectual necesaria para que surjan las fuerzas indispensables. Vuelta a la sana filosofÃa de la naturaleza, olvidada desde la Grecia antigua hasta que Francis Bacón despertó el estudio cientÃfico de su prolongado letargo, la ciencia contemporánea ha sentando las bases de una filosofÃa del Universo ôlibre de hipótesis sobrenaturales y de una mitologÃa metafÃsica del pensamientoö, filosofÃa que por su grandeza, poesÃa y fuerza de inspiración tiene naturalmente el poder de despertar a la vida nuevas energÃas. El hombre no tiene ya necesidad de revestir con ropajes de superstición sus ideales de belleza moral y su concepción de una sociedad basada sobre la justicia. No tiene que esperar la reconstrucción de la sociedad de la Suprema SabidurÃa. Puede encontrar sus ideales en la naturaleza misma y en el estudio de ést