Ben está, con el resto de su clase, en una excursión a la Agencia Alemana del Aire y de la Astronáutica. Durante la excursión, Ben y un grupo de otros seis alumnos, Frank, Miriam, Jennifer, Kolja, Thomas y Kathrin, consiguen evadirse de la vigilancia de la horrenda profesora Krützfeld y van en busca de alguna experiencia más emocionante dentro de la Agencia. Así, los chicos descubren un habitáculo, parecido a un simulador espacial. Cuando todo el grupo está dentro, el aparato se pone en marcha. Les parece un simulador muy real, incluso sienten la falta de gravedad en sus cuerpos.
Pero, pronto, se dan cuenta de que, en realidad, no es un simulador, sino un auténtico trasbordador en el que están viajando por el espacio. La nave parece haberlos confundido con otro grupo de personas. Los chicos llegan a una estación espacial, donde les espera un antipático robot con forma de "frisbee" y les da instrucciones para pasar a la estación. Una vez en ella, encuentran el cuerpo de un astronauta dormido, al que despiertan creyendo que les va a ayudar a volver a la Tierra. Pero nada más lejos de la realidad: el astronauta resulta ser un aliado del robot.
Desde esa estación espacial, emprenden un obligado viaje, ni más ni menos que a la Luna. Una vez allí, descubren que han sido conducidos a una especie de prisión donde cincuenta y dos jóvenes están retenidos contra su voluntad, son educados dentro de una estricta severidad y son objeto de crueles experimentos.
Ben y sus amigos, ayudados por Rosa y su hermano Ralle, dos de los cincuenta y dos chicos que se encuentran prisioneros en la Luna, idean un plan de fuga para salir de allí, volver a la Tierra e informar de lo que está sucediendo en esa prisión clandestina.
Tras sufrir una serie de impedimentos y tras burlar a los guardias robots, el grupo consigue llegar al trasbordador que les llevará de vuelta a casa. Además, se une a ellos otro pequeño grupo de chicos, liderados por el Rubio, un personaje que al principio intenta hacer fracasar la fuga de Ben y sus amigos, pero que, al final, no tiene más remedio que unirse a ellos, si quiere salir con vida de allí.