Gómez de Avellaneda, Gertrudis
ÂôLa noche apareció sombr¡a y amenazadora, digna ciertamente de las escenas terribles que deb¡a cobijar bajo su lúgubre manto, digna de la calificación que conserva en la historia de la conquista, donde está designada con el sobrenombre de triste. Un cielo profundamente oscuro, en el cual no aparec¡a otra luz que la de algunos relámpagos fugitivos, cuyos fuegos eléctricos serpenteaban rápidamente por entre las nubes aplomadas; una llovizna menuda y con frecuencia interrumpida, que no templaba en lo más m¡nimo la sofocante temperatura de la atmósfera; algunos truenos sordos que part¡an de las monta?as, sobre cuyas volcánicas crestas paseaba su carro la tempestad, contribu¡an poderosamente a aumentar la impresión de tristeza que produc¡a en los espa?oles una fuga forzosa y arriesgada.Âö