La publicación de Aquí no eres un extraño causó un enorme impacto en los círculos literarios norteamericanos. En pocos meses se habían vendido más de cien mil ejemplares, un logro extraordinario si se tiene en cuenta que era la primera obra de un autor desconocido y que los relatos que la componen exudaban una atmósfera tan intensa como perturbadora. Contra todos los pronósticos, su joven autor fue finalista del National Book Award de 2002. El año siguiente, fue nominado para el Premio Pulitzer de Ficción, además de figurar en la lista de los libros más vendidos de The New York Times, entre otras. Desde el primer capítulo, la narración arrolladora de un hombre aquejado de trastorno bipolar, hasta el que cierra el libro con la conmovedora descripción de la amistad entre un adolescente y una anciana que padece esquizofrenia, Haslett transita con soltura por la delgada línea que separa a menudo la cordura de la enfermedad. Se suceden así unas historias impresionantes, protagonizadas por un peculiar abanico de personajes, desde un niño con el don de la clarividencia hasta dos hermanos que se protegen mutuamente con tanto celo que ven en la posibilidad de amar una amenaza a su unión. Con un lenguaje sobrio y eficaz, no exento de un humor teñido de melancolía, una aguda percepción psicológica y una inmensa ternura hacia sus criaturas literarias, Haslett hace familiar lo desconocido, de forma que ningún lector se siente ajeno al leer sus relatos. La vulnerabilidad que comparten los protagonistas de Aquí no eres un extraño, tanto los cuerdos como los menos cuerdos, hace referencia a problemas que nos afectan a todos por igual: el amor, el aislamiento, la dificultad para relacionarnos con los demás, en suma, a la inevitable distancia entre las expectativas y la realidad.
